martes, 20 de febrero de 2007

Feliz Año del Jabalí







Para los chinos el 2007 es el Año del Jabalí o año de cerdo, de Fuego Femenino. Los astrólogos anuncian que será un año marcado por la fortaleza, el impulso, la lealtad, el dinamismo, pasión, energía, liderazgo del fuego. El año del cerdo comienza por la Luna Nueva del 17 de febrero de 2007. El año del cerdo es una época de diversión y de la indulgencia del uno mismo. En ese sentido, no habia mas que reunirnos en "la vainita", allá arriba en Galipán, a disfrutar del comienzo del año de la prosperidad.

Arriba nos esperaban David Akinin y Mercedes Oropeza. Llegaron diferentes amigos y colegas, pero yo no llegue!!!
Mi amigo Omar envió estas fotitos!

Un saludo a todos y Feliz Año del Jabalí

pochogarces

Yo soy el joropo y él la danza moderna


escrito por Faitha Nahmens


Cuatro manos en el plato ponen el caldo mejorado; Mercedes Oropeza y David Akinin la dupla gastro- nómica de estreno a cargo de La vainita orgánica, dan gustosa prueba de ello. Dilecta pupila de Armando Scannone, ella, y mandil e ideólogo del restaurante avileño Maia, él, juntos mezclan, en feliz maridaje, la culinaria criolla de adorables mixturas tradicionales reinventándolas con sofisticada elaboración e imaginativa sazón.


“Yo soy el joropo y él la danza moderna”, sonríe la telegénica chef de la producción en cocción Venezuela bien me sabe. Con todo, nadie les quita lo bailao. “Es un proyecto integral de alta cocina, y teniendo lugar en el Avila no puede ser de otro modo, que, a fuego lento, aliñan la tertulia pedagógica y la relajante escenografía”, añade Akinin.
La vainita orgánica es, pues, mucho más que un nuevo comedor en la montaña mágica, más que un nuevo bistró. Se trata de encuentros memorables en torno al fuego dirigidos por los chefs de cuya hornada gozarán no más de diez comensales por vez, puñado de favorecidos que tendrán no sólo el placer de comer un menú de haute couisine sino el provilegio de verlo hacer en sus narices, incluso, el derecho a meter la cuchara.


Son clases de cocina rociadas de buen vino e impregnadas de aromas y sonrisas en una escenografía privilegiada; citas para almorzar solamente los fines de semana desde el templo de dos chefs oficiando como pinches y compinches; picnics de lujo al que sólo llevas la curiosidad como apero; todo será satisfecho luego que queden revelados los secretos de la más rica pasta de ajo o los misterios del tomate sin piel.